Llevo muchos años, viendo como nuestra realidad de fe, se ve enfrentada a nuestra realidad cotidiana y esto hace que muchos de nosotros, adoptemos una fe según nuestras miras y dejemos de lado la vida siguiendo a nuestro maestro, Jesús.
¿Porqué la importancia del testimonio de fe, es crucial con nuestra vida, si muchos no lo hacen y prosperan? ¿Porqué debo ser yo menos o el tonto que siga a Jesús?
Si te preguntas esto, es que tienes los ojos puestos solo en este mundo, tu meta no es la vida eterna, sino el estomago. Hay muchos que se llaman cristianos y que sus vidas son un escándalo para todos y hacen que se burlen de la Iglesia. Y esto no les importa, pues solo desean la recompensa en esta vida (ya sea poder, dinero, control, falsa seguridad)
Si teneis un salterio o la liturgia de las horas y leeis las lecturas del Oficio de Lecturas, vereis que en la historia de Israel, como este abandona a su Dios, sabiendo que es el pueblo escogido, pensando que no importa, que luego piden perdón y todo se soluciona, pues Dios les ama. Pero el resultado de dichos pecados, es que se nos nubla el discernimiento, se embrutece nuestro corazón y al final dejamos de lado a Dios.
Resultado, nos llamamos cristianos, pero no lo somos. ¿Entonces como debemos ser?
Si habeis visitado la casa de la Familia de Nazaret en Tierra Santa, habreis visto que era muy sencilla y humilde. Jesús nos enseña la humildad, pues siendo Hijo de Dios no busco el reconocimiento, ni las riquezas, sino que vivió con su familia hasta su muerte.
¿Cual es nuestro signo, como cristianos? ¿La importancia del testimonio es tal? Vivir en humildad y sencillez, ayudando a los demás. Este es nuestro signo, en nuestra vida. Y esto es muy importante como señal para el mundo de que Dios existe y también los cristianos.
¿Donde encontraremos la fuerza para ello? Asistiendo a las eucaristías, rezando los laudes, rosarios, vísperas. Esto nos ayudará acercarnos a Dios, a tener intimidad con él. Y buscando un guía espiritual, dentro de nuestra iglesia. Que puede ser nuestro párroco.
Esta vida en la fe, será siempre puesta en duda y acrisolada al fuego de nuestras pasiones y necesidades y la de aquellos que nos rodean. Si pecamos nos confesamos, pero teniendo en cuenta que debemos cambiar, en lo posible, nuestras actitudes. Porque si no cambiamos en años, es que la palabra de Dios y los sacramento que recibimos, no hacen efecto en nosotros.
La mies es grande, pero lo obreros son pocos. Es una realidad. Pocos son los que de verdad desean seguir a Dios y lo siguen de verdad. No es cristiano solo aquel que va a misa en los días señalados, sino aquel que su vida es reflejo de la vida de Cristo. Y para ello debemos estar unidos a él. Abrir nuestro corazón y poder alabarlo por todo cuanto nos regala en el día a día.
Solo de nosotros depende vivir nuestra vida bajo el amparo de nuestra fe y no ser piedra de escándalo, ante el mundo. No importa si eres rico, pobre, empresario, trabajador, soltero, casado, viejo, niño. Seguro que en la situación en la que te encuentras, verás como el Señor te dice como deberías vivir tu vida.
¡Animo! Mira al Padre Francisco que siendo el Padre de todos los católicos, vive lejos, lo más lejos que le permite su situación, de toda la parafernalia de ser Papa.
A él, como a ti, le ayuda Dios y el Espíritu Santo que habita en toda la Iglesia católica. Y si vives conforme a la fe, tendrás como recompensa la vida eterna.
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