Hola a todos, después de un pequeño descanso, debido a la muerte de mi padre. Ahora un poco más centrado os quiero comentar un par de cosas y para ello he escogido este vídeo titulado «Su victoria».
Vivimos tiempos difíciles por todo el mundo. La pandemia global que sufrimos gracias al coronavirus, nos está enseñando que todo aquello que creíamos seguro, no lo es.
Hace unos días, después de la muerte de mi padre, recordaba que no hace mucho tiempo, unos meses, lo veía por casa dando guerra y hace solo unos días, lo veía muerto en su cama. Veía su cuerpo, pero no aquel a quien yo conocía. Ya no estaba.
Esto me hacía pensar en lo frágil que es todo nuestro mundo y como lo revestimos de una falsa seguridad. Damos por seguro, cosas que no son tales.
Preguntemonos:
¿Porque no sufrimos más pandemias como esta? ¿Porqué no se estrellan más aviones o explotan coches? o ¿Porque hay tantos buenos nacimientos y solo son unos pocos los que vienen con malformaciones? ¿Respiramos cada día?
Pero el cambio climático nos advierte que el planeta llega a su limite. Aparecen nuevas enfermedades y cada vez generamos más dioxido de nitrogeno y menos oxigeno.
Todo aquello que dábamos por sentado, que podríamos vivir indefinidamente en esta tierra, se viene a bajo.
La victoria de Dios ¿cual es? Nos enseña que somos unos egoístas. Que se ayudan a las empresas y autónomos según el dinero que producen. Qué debemos producir más y consumir más, aunque esto nos perjudique. Qué vamos corriendo a todas partes en busca de ¿qué?
Nos hemos olvidado de lo más importante. Del amor. Ese acto, por el cual nuestros padres nos trajeron al mundo y que esta sociedad nos enseña, día a día, que es una mentira y un riesgo para nuestra felicidad. Que lo importante es ser el primero y conseguir tus propias metas. ¿Y cuando llegamos a ellas?
Seguramente, descubriremos, que estamos solos. Que no hemos sabido amar a nadie y que quizás no hemos dejado entrar a nadie en nuestra vida. Por que no sabemos amar.
Y esto no es culpa ni de los hombres, ni de las mujeres, sencillamente nadie nos ha enseñado. Y esta sociedad, egoista como es, nos a demostrado que amar y pensar en el otro solo nos trae problemas.
Pero ahora, encerrados en nuestras casas, somos obligados a volver a la convivencia con los nuestros. A perdonarnos nuestras faltas, enfados, irritaciones y a buscar de nuevo, ese encuentro personal y profundo con el otro.
Si rezamos, es mejor hacerlo con familia, si se puede .Y pedirle a Dios ver su victoria, sobre toda esta situación. Y veremos como hay personas que nos ayudan desinteresadamente, manifestando así el amor de Dios hacía nosotros. Y veremos su victoria en todos los hombres y en sus corazones.
¡La paz de Cristo este con todos vosotros!