Majo y Dan en el vídeo de la semana. Nada más
Hola a todos y bienvenidos de nuevo a la vida cotidiana.
¿Como está vuestra fe despues de las vacaciones? Supongo que habrá sido probada en multitud de veces y más ahora, cuando tenemos necesidad de descansar y relajarnos. Pero el Diablo no duerme. No descansa y quiere que nosotros tampoco lo hagamos. Por eso nos busca en nuestra debilidad y fatiga.
Como empezamos el curso, por decirlo de alguna manera, hoy os traigo un vídeo intimista, en el que nos dicen que no hay nada más fuera del Señor.
Nos puede parecer una afirmación contundente, pero si escuchamos lo que dice, es una realidad. No podemos darle nada a Dios. Solo agradecerle todo lo que hace por nosotros y abrir nuestros corazones a él, para ajustar nuestros pasos a su realidad.
¿Y cual es la realidad. Su realidad? Que él nos sana, siempre que nos acercamos y deseamos escuchar su palabra. Podemos estar cerca, recibir el perdon y el cuerpo de Cristo en la Eucaristia, pero no escuchar su palabra y dejar que esta actue en nuestros corazones.
¿Como vamos amar si en medio de esta pandemia no tenemos trabajo, ni dinero? ¿Como vamos a compartir, si nos falta lo basico para nuestras familias? ¿Como vamos a ser honrados, si vemos que los que no lo son, en estos tiempos, prosperan?
¿Recordais la palabra del evangelio, en donde los discipulos atravesaban el Mar muerto, solos y en medio de una tormenta y ven a Jesús que se les hacerca. Y Pedro le dice que si es Jesús que le haga ir hacia él. Y empieza a caminar sobre las aguas, pero se hunde por su falta de fe? Pues ese somos nosotros, en estos tiempos tan complicados.
El Señor nos invita a no perder la fe, ni la paciencia y sobre todo a no olvidarnos del amor, que todo lo cura. ¿Y como hacemos esto? Reconociendo que no podemos amar, ni compartir, ni abrir nuestro corazón a los demas, si él no está en nosotros, no actua en nosotros. No nos enseña a verlo a tenerlo como compañero en nuestras vidas.
Y esta es nuestra verdad. Estamos enfermos, por falta de amor, de compasión, de ayuda. Pues nuestro corazón está cansado de tantos golpes recibidos. De tantas mentiras y engaños, que solo pensamos en nosotros mismos.
Por eso vino Cristo. Vino a sanarnos el corazón. Este corazón solitario y torturado por nuestro projimo que tampoco sabe amar. Por eso Jesús se fué con los enfermos y leprosos. Con aquellos que todos se apartaban. Y él, siendo Hijo de Dios, no vino a ser servido, sino a servir. A mostrar a todos que Dios es amor puro. Tambien todopoderoso. Pero es amor en esencia.
Aquello que ningun Dios o Hijo de Dios proclamado entre los hombres, hasta ahora, era. ¿Quien no desea el poder? ¿Quien no desea los primeros puestos o hacer su justicia? El que esté libre de culpa tire la primera piedra.
La paz de Cristo con todos vosotros.