Hoy en vídeo de la semana con Pablo Martinez. Eucaristia.
Hola a todos y felíz fin de semana.
Estaba buscando un vídeo que poner esta semana en este blog y en principio había escogido otro, pero luego me ha parecido mejor poner este, por varios motivos.
Eucaristia se llama el vídeo. Y en este tiempo de pandemia, muchos de nosotros no pudimos ir a nuestras celebraciones, ni eucaristias. Seguramente las seguimos por la televisión e intentamos mantener el ritmo de nuestras celebraciones a traves de las multiplea aplicaciones de videoconferencia. Pero no hay nada como la asamblea de los fieles, para vivir la fe.
Llevamos tiempo desperdigados. Con miedo de salir de nuestras casa. De ir a reuniones y celebraciones y quizás hemos caido en el desanimo y en las pocas ganas de volver a celebrar nuestras reuniones de fieles.
Quizás pensamos que Dios no nos quiere y ha maldecido a la humanidad con esta pandemia de covid y con la muerte de amigos, conocidos, familiares. Pero no es asi.
Si nos nos quisiera, no habría instaurado la Iglesia, la cual perdura por los siglos de los siglos. Ni tendríamos la Eucaristía, en la cual el mismo Dios, se da a todos nosotros en forma de pan y vino. Y si no nos quisiera, no habría predicado el perdón de los pecados y no tendríamos la confesión de los mismos para restaurar nuestra unión con Dios.
Y si nos nos quisiera no nos habría enseñado a rezar el PadreNuestro y no nos hubiera invitado a intimar con Dios Padre a traves de la oración del corazón.
Tenemos muchos signos del amor del Padre hacía nosotros, sus creaturas. Pero somos nosotros, los que nos alejamos. Nos enfriamos y dejamor de ir a la Eucaristia, de rezar, de perdonar. Y nos comportamos como aquel criado que su señor lo pone al fretente de la casa y como veía que tardaba se pone a maltratar a sus semejantes y a beber y emborracharse. Malbaratando tanto los bienes, como la casa de su amo.
La Eucaristia es reunión de fieles ante el mismo Cristo, que nos habla e intenta iluminar nuestra vida con su palabra y la homilia del sacerdote que nos preside. Toda la Iglesia, su tronco o su arbol es la Eucaristia y la palabra de Dios. Fuera de ella no hay tronco, ni arbol.
Así que recuperemos las fuerzas, con el majar de ángeles, que se nos ofrece en la Eucaristia y pongamonos en marcha hacía nuestra meta, la vida eterna. Vivir el cielo en la tierra, en nuestro corazón. Para así ser fuentes de agua viva que brotan para saciar la sed del mundo.
Pues nuestra sed, esta saciada en Cristo y en Dios. ¡Que la paz de Cristo se quede con vosotros!